La historia de esta aventura llamada poesía


Mi nombre real es Ddedwin, y su complicación escritural explica el motivo del uso de un apelativo: Dedyz.  Soy Capitán de Caballería en el ejército peruano, pero ahora no hablaré de mi historia en las armas, sino en las palabras.

dedyz galindo. fuente: dedyz galindo

El inicio de mi aventura literaria comienza en el colegio, en las clases de literatura donde imagino e intento componer mis primeros versos. Una mañana cualquiera me aproximo a mi profesora de literatura, y alegremente le comento de que he compuesto mi primera estrofa, ella me dice: ¡Muy bien! pero solamente eran clases de literatura y yo solo tenía trece años con un universo complicado donde Gustavo Adolfo Becquer, Antonio Machado y Federico García Lorca construían y destruían un alma de niño ilusionado. 

Fue durante mi preparación para la Universidad que ingresé a un mundo mágico e irreal. Ahí comenzó mi nueva experiencia de lectura de autores, novelas y poemas, que me tentaron a arriesgar y seguir componiendo pero a la sombra de los demás. Una vez estando ya en aulas agustinas (Facultad de Derecho – UNSA), en clases de historia para ser más exacto, tuve un viaje de exploración e investigación a los restos arqueológicos de Sumbay. El trabajo monográfico lo presenté de modo narrativo, la excelente nota elevó mi espíritu y me dio más confianza de intentar más compromisos, pero ahora líricos.

dedyz galindo. fuente: dedyz galindo

Por problemas sociales en Arequipa, tuve que decidir y elegir una nueva forma de vida, ingresé a la Escuela Militar de Chorrillos pero mantuve la llama lírica despierta y encendida. En aquellas noches solitarias y estrelladas me acompañaba Pablo Neruda, posteriormente, cuando egresé, llevaba conmigo una frase que aprendí dentro de esas aulas castrenses: “Sé todo lo que quieres ser”. Luego de haber estado por Puno y Tacna, por capricho del destino mismo, sin importar lo que podría acontecer, realice el taller de la disciplina del goce, es allí donde pude comprender el origen sustancial de la función poética, la composición desde perspectivas desconocidas y la libertad que otorgaba la versificación de mi alma.

Andrea Cabel, Blanca Varela, Jorge Eduardo Eielson, Luis Hernández, Rubén Darío y Edgar Allan Poe son algunos autores que ahora ayudan a iluminar y refrescar estas noches cálidas y también desoladas, en algún lugar del Perú profundo citado como Las Lomas, a un emotivo y alegre Capitán.

dedyz galindo


Algunas publicaciones de Dedyz:  Letralia , Revista de Caracas y Liberoamérica, de Barcelona
Poemas


A Q´orianka


Princesita con diáfanas alas,

Llevas la real aureola de amor

reliquia forjada de cuarzo y esmeraldas.

embellecida como una digna flor.

El universo íntegro te corresponde,

brincabas impávida sobre el sueño celeste,

yacías perpetua con tu albor incandescente,

y la escarcha rosada ruborizaba tu frente.

Cargas la angustia en tus encantadoras pupilas,

sollozas encubierta, el padecimiento de tu madre,

imploras a Dios que te condescienda quedarte,

pero es él, quien ambiciona trasladarte:

transfigurar tu humanidad,

tornarla armónica y angelical,

acoplar una melodiosa lira

y un eterno y bello jacinto.

Consentir a tu dulce madre en mayo,

homenajearla en la zozobra ese día,

agasajarla por ser ángel y dama,

quererla hasta el mismo amor infinito,

amarla por la inmortalidad;

como ella lo haría por tu alma

toda esta ardua vida terrenal.



Aurora matinal


Una bondadosa y brumosa mañana de abril

anduve taciturno y distraído entre los árboles,

las alas jadeantes empinando el vuelo,

sumergido en un mágico cielo azul.

Aliado del sol, luchando con su armadura de oro

en este escenario de selva virgen jade

junto a las azaleas y la flor de lis.


Nubes obscuras y melancólicas

extraídas de cuentos de miedo y terror,

con el resplandeciente y frondoso relámpago

trepitando los mundos de la tierra y del mar.

En el vuelo de la aurora matinal

se tiñe de bruma con lágrimas de Selena,

humedeciendo cada membrana épica,

acompañando a las estrellas

en el momento más lóbrego de la alborada

junto a su sonriente tiritar.


Emprendo un distante vuelo,

a la derecha las europeas alondras,

a la izquierda los japoneses ruiseñores.

Todos migrando hacia el eterno sueño,

abatiendo paulatinamente,

tristemente durante este insensible ocaso

despareciendo, durmiendo en el tenebroso lecho.




Simplemente adiós


La infinita despedida,

el trémulo adiós ensortijado

brotan hoy, de tus labios rosados


La memoria azulada de lunas

Intentan abrir una zanja en la arena,

Lo consigue, lo logra,

y tu sublime mirada

vuelve a ocupar su sillón aterciopelado

de girasoles y dalias.


No decírtelo estruendosamente,

pudo evitar una fría tormenta,

solamente quedó la nostálgica incertidumbre

en esta noche obscura y huracanada.


Apacible como el arroyo,

tranquilamente perdiéndose en jades deltas,

profundo como el azul intenso

de océanos y pupilas de sirenas.


El rayo de la noche ilumina,

Las cortinas de plata

de la luna deslumbran,

el secreto tristemente solloza

con cada gotita de agua de mar,

y de las doradas luces de estrellas

pereciendo en la aurora,

desconsoladamente se esfuma

tiñéndose de bruma a la eternidad.




La luz turquesa de la noche


En la luz turquesa de la romántica noche,

Isis promete episodios inefables,

donde existen paraísos y coros celestiales.


Pueden los cisnes nadar sobre el sueño,

pueden las hadas contemplar a los apasionados,

puede el mismo mundo tornarse en un velo,

como aquellas damas, genios del desierto,

recorriendo por los estuarios, maravilladas por los lirios,

encantadas por la majestuosidad de los nelumbos.


Y las melodías del viento de oriente,

guían a través de la turquesa noche,

las palabras y besos incandescentes;

de amor, de belleza, y de promesas errantes.