Mi nombre es Adrián Huamán Araujo, soy peruano, tengo veinte años y soy estudiante de noveno ciclo de Comunicación Audiovisual en UPC (estoy haciendo una mención en Periodismo). Sin embargo, mis grandes pasiones son los libros, la música y contar historias. En 2010, adapté dos clásicos literarios para el programa radial «Mi Novela Favorita».
En 2012, publiqué un primer poemario llamado «Anarquía» para un proyecto personal en el colegio. El año pasado quedé en segundo lugar en el concurso de improvisación literaria LuchaLibro y, como parte del premio, uno de mis cuentos será publicado en el libro del ganador este año. Además dirigí «Piratea Este Documental», un trabajo audiovisual sobre la piratería de libros y películas en mi país y cómo me ha afectado. Planeo terminar la carrera y estudiar actuación, pero nunca dejar de leer y escribir y leer y escribir.
- mis poemas
NEGACIÓN
Este no soy yo. En mis peores momentos no soy yo. Soy un espejismo turbio, un anca perforada de rana que salta porque salta. Me siento al borde de un pantano dilúvico, conteniendo mis ofuscadas ganas de hacer escapar al bueno, así como el cieno contiene todas las horas de encierro, las fricciones, el desesperado grito de una piel que busca una piel hermana con la cual coserse. Más que hermana, me corrijo. D i f e r e n t e.
Este no soy yo. No respiro como debería. La tráquea, abierta como ese mar de la biblia. Pero todo mejora. El agua caliente cambia los colores de mis poros, quema la dermis tostada con el calor de pozos profundos, para reemplazarla con inhalaciones de azul dorado verde vainilla. Fragmentos de piel nueva y personalizada. Curado por fin, por los cincuentainueve grados de chorro. Más que curado, me corrijo. A m n é s i c o.
Este no soy yo porque recordé que se podía vivir sin sonrisas. Porque las demás voces no se callan. Porque no sé a cuál voz hacerle caso.
Limpio un poco el charco de sangre que escapa de mi espíritu. Aquí estoy yo:
Presencia imponente, elefántica. Un río caudaloso de gentileza y migajas nuevas de grandeza. Una procesión de experiencias. Rostro limpio de vientos malditos y de polvo de perfección. Un boxeador encogido en un cilindro de ansiedad y ciclos perennes. Sonrisas sinceras. Lágrimas sinceras. Orgasmos sinceros (solo o acompañado, siempre solitarios).
PLEGARIAS
a quién le rezan los ríos
cada vez que parten por desgaste
una nueva roca dormida
a quién suplican las rocas
para que no les falte calor ni cama
de pasto donde estirarse
a quién le pide el pasto estrellado
para recibir por la mañana
las lágrimas frescas del mismo monte
a quién le agradece el monte
las cosquillas de cada raíz
de árbol en perenne sueño
a quién le susurran los árboles
sus más troncales deseos
su miedo a ser arrancados
su lujuria por la brisa de verano
la risa en sus tatuados pulmones
la luna brillando en sus espaldas
y si ellos
son todo el dios que necesitan
y si dios
debiera limitarse a observar
imágenes
ARQUEOLOGÍA DEL CUERPO
me observo en el espejo
y soy incapaz de percibir mi cuerpo.
ante mí se yergue en su lugar
una ciudadela milenaria
paredes de piedra y arena
una necrópolis repleta
que se me acumula desde los tobillos.
no soy uno
ya no.
de las rodillas para abajo
hay muchos niños que corretean.
a uno no le gusta que le den lecciones nuevas
y golpea con un libro la cabeza
de otro que sangra por diferente.
lo pretende convertir en párrafos
pero no pretende leerlo
devolverle la vida.
se limita a creer que ya conoce todo.
observa al que hace amigos y al que hace silencio
intenta acercarse
entenderlos
pero no es suficiente.
el hilo en su cabeza quisiera desentramarse.
llego a la unión de mis piernas
y a estas alturas la testosterona es poderosa.
el niño es más tarde un adolescente ansioso
con fetiches por lo exterior
crédulo de haber encontrado en camas ajenas
el máximo disfrute
el poder que en cualquier otro sitio parecía serle negado.
desnudo y con otro
se vuelve más difícil encasillarte.
sin ropa ya no pareces un vagabundo
tampoco te ves exitoso adinerado o trabajador.
sin ropa se ve que sigues siendo un crío llorando desesperado.
cuando llego el esternón
ya ha habido tempestades de vértebra.
alguna lección de soledad ya se habrá aprendido
o tal vez ninguna.
de qué sirve defender tu verdad argumentada (resuena en el aire)
si nadie es alfabeto de argumentos
si el impulso de caverna siempre puede más.
le regalas confianza a otro y te deja eviscerado al sol
pides ayuda para bajar del barranco y se columpian en tus intestinos
tomas venganza jugando con huesos ajenos y te explican que es mejor amarlos
crees que ya has aprendido hacerlo y tu apariencia no te permite ser amado
sufres porque dices que no te aman y no quieres ver más allá de la piel ajena
aprendes a ver bajo la piel ajena y de pronto todo es mugre
empiezas a encontrar las perlas en la mugre y te reclaman por pensar como otro
le dices otro a otro y ninguno puede entender que las leyes las ponen los humanos.
el abrazo nunca llega a concretarse.
soliloquio.
cuando llego a la garganta
me pregunto cuántas voces tengo realmente
y si el día de la fiesta de despedida
todas van a caber en este anfiteatro de polvo.
si al final de este relato el sabelotodo amará
al inocente
al promiscuo
al vulnerable
al desalmado
al frágil
al cruel
al que pisó con odio lágrimas ajenas
al que ha hecho coraza para no aprender a perder.
o tal vez no ocurra otra cosa que lo común
la fiesta convertida en otra batalla campal
la más épica
enredada en el mismo hilo sin desentramar.
me observo en el espejo
y admito que no soy uno solo.
seguro me mirarás con asco
pero guardemos la calma.
yo me encargo de concretar el abrazo.
es probable que el contacto me mate intoxicado
pero el día que observes tu espejo
palpes tus paredes de arena y de piedra
el día que te escuches te entiendas
y dejes de matar las voces que te viven
tal vez también te vuelvas un nuevo mártir
de toda la bilis excesiva que aún nos queda por depurar.
Foto abridora: dibujo de Adrián